Hace unos días un amigo me envió unas imágenes que me han parecido inquietantes. Una de ellas refleja una realidad, muchas veces ignorada y otras veces pasada por alto, que a decir verdad, es lo mismo.
La imágen refleja lo que puede ocurrir en un anclaje en la parte que no vemos, su interior. Un anclaje viejo destruido por la corrosión. Colgarse del mismo representa un peligro enorme. Por ello, aviso a navegantes. No fiarse de viejos anclajes porque el peligro, aunque no se vea pude estar ahí.
La otra imágen es un descendedor que más parece un pastel de chocolate que otra cosa. Ya en un post colgué un descendedor destruido por no haberlo limpiado del barro.
De nuevo la insistencia de limpiar el material de barro tras cada salida porque el aluminio se corroe con facilidad.