Durante varios años nos hemos dedicado a instruir a muchos espeleólogos vasco-navarros en técnicas que pueden ser utilísimas en caso de accidente.
Una lesión frecuente cuando se produce una caída en un meandro desfondado es la luxación del hombro (luxación escapulo humeral). En los talleres que realizamos se enseña la técnica para reducir esta lesión.
Tenemos informaciones que en varias ocasiones ha sido necesario poner en práctica lo aprendido y además con éxito. Ello nos anima a seguir en esta línea de tarbajo porque comprobamos que lo enseñado es útil.
A través de informaciones de nuestros amigos del Grupo Espeleológico GAES de Bilbao me he enterado del accidente que tuvieron el sábado día 27 de febrero pasado en una cavidad que exploran en Cantabria. Afortunadamente la experiencia de estos espeleólogos hizo que el rescate fuese realizado por ellos mismos a pesar de las vicisitudes que cuentan en su blog. Desde aquí mi enhorabuena a los que hicieron que el rescate fuera un éxito, y para el resto de los lectores del blog, que estén atentos porque no hay que "bajar la guardia" nunca. Y por supuesto, ánimo a los accidentados para que se recuperen lo antes posible.
Las previsiones meteorológicas adversas nos empujan de nuevo a Rasines. Descendemos a la RN-103: Aitor, Ritxi, Diego, Iñaki, Zalba y David.
El objetivo de la jornada es realizar un par de escaladas en la G. Escondida, anexa a la Sala de -270 m.p..
Un equipo de dos espeleos se encuentra realizando una trepada en libre, haciendo un paso de hombros, cuando el que está por arriba resbala, cae sobre el de abajo y de resultas al de abajo se le sale el hombro.
Afortunadamente los 6 estamos muy cerca y avisados del accidente, suspendemos la escalada a medio hacer. Ya todos junto al lesionado, conseguimos meter el hombro en su sitio, para alivio del herido. Son las 16,20 h. tras administrarle unos calmantes e inmovilizar el hombro, comenzamos el retorno a superficie.
Estamos a -270 m.p. y tenemos por delante estrecheces, meandro desfondado, pozos….. afortunadamente estamos 5, todos con conocimientos de espeleosocorro, y disponemos de una polea , una cuerda de 30 m y un potente taladro con bateria de sobra, más suficientes anclajes para reforzar o colocar nuevas instalaciones que consideramos necesarias y que algunas de ellas utilizaremos para contrapesarle.
Iniciamos el lento retorno y con alivio vemos que poco a poco vamos venciendo algunos pasos a los que teníamos cierto respeto.
Sobre las 21 h. estamos ya todos en el meandro, a -170 m.p, cuando en un paso, oposicionando, el herido resbala y cae sobre la pierna de unos de los socorristas produciéndole una lesión que rápidamente se identifica como una posible rotura o algo similar de ligamentos. El socorrista herido toma una saca y comienza a salir en caliente. Quedamos 4, suficiente. Poco a poco vamos contrapesando al herido y superando las dificultades. A las 2,45 h de la madrugada estamos todos en los coches, felices, pero aguantando la fuerte lluvia mientras nos cambiamos.
Todavía nos quedaba pasar por el hospital para que revisasen a los dos lesionados, y la noche se hizo larga pero, estando ya todos fuera de la cavidad las cosas se miran de otro modo. Ahora solo queda conocer qué dice la resonancia sobre la lesión ligamentos y esperar que las lesiones vayan mejorando rápidamente.