Una cueva o una sima se acaban cuando se abandona. Verdad como "la copa de un pino". Ya lo comenté en otra entrada, que desobstruir no es agradable y menos cuando se está rodeado de una especie de "chapapote" pastoso que hace complicada la labor. Un buen amigo espeleólogo denomina a estos sitios "guarricidios", término que he añadido a mi acervo cultural por lo descriptivo que es.
Después de abrir una gatera embarrada, llegamos a una salita en la que vimos otra gatera meandriforme muy estrecha en la que el paso es aún prácticamente imposible; pero la fuerte corriente que sale de ella nos hace albergar nuevas esperanzas. ¡Seguiremos dándole!